Entre elefantes y jirafas

Para variar, madrugamos. Tenemos que llegar antes que los chinos, como dice siempre Santi (nuestro guía). Menos mal porque después de acabar con los elefantes aquello estaba lleno de gente.
Fue una experiencia muy rara, se movía muchísimo y cuando se fue a meterse en el río... que mal royo, parecía que fuera a hundirse y había mucha corriente. Estuvo bien.

Después le tocaba a las mujeres jirafas, pensábamos que estarían en un poblado algo lejos de donde estábamos, pero dos minutos en coche y llegamos. Fue un poco forzado el espectáculo y no sabemos seguro si las anillas del cuello era algo de efecto óptico, pero bueno no estuvo mal, tenían un columpio y tirachinas (o tira piedras, que si no suena algo racista aquí jeje).

Santi nos quiere llevar a un templo que está fuera del programa, que para el es menos visitado por los guiris, como nosotros y el más bonito. La verdad es que si era bonito y estaba en una zona donde se veía desde lo alto toda la zona de Chiang Mai, pero estábamos muy cansados y el suelo quemaba como para encima ir descalzos.

Ahora donde comemos hay un mariposario y un jardín de orquídeas. Nos explicaron cómo hacían las orquídeas y para que te salga algún brote tenían que pasar dos años, madre mía a nosotros se nos mueren en dos semanas.

Después de comer Santi nos da a elegir si otro templo o hotel y para lo que nos queda ya, no nos va de otro templo mas, asi que al templo a que nos digan el futuro. Se trataba de coger un recipiente con palos numerados y había que moverlos de forma que uno se saliera del bote, mirabas que numero tenia ese palo y cojias un papelito. Según los papelitos, solo decir que yo soy afortunado y que Alba está cansada, bueno algo de verdad hay en los papeles.

Ahora sí, hotel, relax y nada de madrugar.

Y pedazo de postre me metí.